Por Madeleine Sierra
“Cuando mi hija tenía diez años escribí lo siguiente en mi diario:
‘Amara todavía se distrae en medio de alguna actividad rutinaria con la misma facilidad que una niña pequeña […] Es su cerebro el que pierde la concentración sobre la responsabilidad (lavarse los dientes, vestirse, poner la mesa, etc.) y lo hace con sorprendente destreza. Me imagino que es aburrido para ella tener que hacer cosas que no tiene ningún interés en hacer, así que su mente busca prados más verdes. De repente, pierde toda noción de la tarea a realizar, sus ojos se pierden en un horizonte imaginario y su cuerpo entra en él.
Cuando la encuentro bailando desnuda en el salón en plan Britney Spears, pero todavía goteando después del baño, o recortando revistas a trozos cada vez más ínfimos con un cortauñas, aborrezco decirle que pare de hacer tonterías como si fuera algo malo en sí o malo para ella. […]’
Los payasos hacen y dicen tonterías, sus espectáculos están repletos de ellas. Maravillosas tonterías que a veces rozan la genialidad y a veces son una sublime estupidez. Sí, hacer una tontería es hacer algo estúpido, como pretender hacer Hamlet sin siquiera conocer la obra, o hacer magia y revelar el truco. Es estúpido que alguien te diga ‘Ven aquí’, y tú te acerques para preguntar ‘¿Aquí? ¿Ahora?’, y cuando el otro asienta, le digas ‘Vale, ahora vengo’, y te vayas para regresar de nuevo tres segundos después. Estúpido es subirte a una silla para luego darte cuenta de que tienes miedo a las alturas. […]
‘La tontería es infinitamente más fascinante que la inteligencia. La inteligencia tiene un límite, la tontería no.’ Claude Chabrol, director de cine.
La presión de ser o parecer inteligente es constante en nuestra sociedad, pero limita inmensamente a la hora de crear. Con el afán de ser inteligente, de encontrar esa idea que te haga quedar bien ante los demás, pasarás por alto muchas buenas ideas cómicas […] por estar en tu cabeza más que en tus sentidos. […]
El hecho de no pretender ser inteligente es extremadamente liberador, abre paso a una creatividad totalmente espontánea, que por supuesto, resulta ser muy placentera. […]
¿Cómo sería la vida sin las tonterías? A lo largo de la historia, las ocurrencias más ridiculizadas (como que la Tierra es redonda y gira alrededor del Sol, o que volar es posible) fueron en realidad ideas iluminadas. Leonardo da Vinci, considerado el mayor genio polifacético de todos los tiempos, dijo hace más de quinientos años: ‘Nuestras mayores tonterías pueden ser muy sabias’. ¡Ha llegado la hora de reivindicar su valor!”
Caroline Dream
El día de hoy te invito a que te dejes llevar por —por lo menos— una de tus tonterías.