Por Madeleine Sierra
Te vas a presentar frente al público o frente a la cámara de video. Tienes expectativas: ya te mentalizaste sobre cómo debes hablar, cómo debes comportarte, cómo debes moverte. Es decir: cómo ejercer el control para que todo salga perfecto. El problema es que al trazar todo el plan tu mente no tomó en cuenta a tu cuerpo y ni a tus emociones.
Esto crea una dinámica de dominación de la mente sobre el cuerpo. El cuerpo está tratando de cooperar, pero ante tanta exigencia se cansa y siente tristeza, con lo que comienza a darse una lucha en tu interior, con la mente diciendo: “¡No puedes sentirte así! ¡La tristeza es muy mala!” y el cuerpo buscando sentirse mejor, pero al final tronando. Ahora la mente se enoja y le dice: “¿¿Cómo?? ¡Eres un inútil!” Al oír esto el cuerpo ya de plano colapsa.
¿Cómo salir de este embrollo? Te invito a ver mi último video: